Fuente: La Razón
De media perdemos entre 100 y 150 cabellos al día, un número que suele aumentar en otoño. En verano, en cambio, pese a no ser la época de mayor caída, lo cierto es que el sol, el salitre del mar y el cloro de la piscina, entre otros factores, pueden hacer que este se caiga de más, sobre todo tras el verano. De hecho, en ambas estaciones la caída puede aumentar hasta los 400 cabellos.
La caída del cabello es un fenómeno normal y fisiológico, y no hay motivo para preocuparse siempre que la pérdida no sea abundante, sobre todo en el caso de las mujeres a las que la caída estacional afecta con mayor intensidad. Dicho de otro modo, se trata de pelo que se va a recuperar.
Ahora bien, existen indicios que nos deben hacer sospechar de que no estamos cursando un simple efluvio estacional. Así, si esta caída en una determinada zona «no se recupera del todo, podría estar enmascarando ciertas patologías tricológicas (que afectan al pelo y al cuero cabelludo) que deben ser estudiadas», explica la doctora Ena Infante, del servicio de Medicina Capilar del Hospital Quirónsalud Albacete.
De hecho, «siempre que la caída nos preocupe, nos repercuta emocionalmente y pueda llegar a ser un problema en nuestro día a día, entonces es mejor consultar», afirma el doctor Pedro Rodríguez, dermatólogo del equipo de la Unidad de Salud Capilar de la Mujer del Ruber Internacional Centro Médico Masó y de la Clínica Dermatológica Internacional, quien recuerda que «un 30% de las mujeres tendrá algún tipo de alopecia a lo largo de su vida».
Por eso, como incide el doctor, «antes de optar por un tratamiento se necesita un buen diagnóstico, porque si no sabemos qué tenemos, difícilmente podremos usar un tratamiento específico».
«En ocasiones vemos pacientes que han iniciado por su cuenta por recomendación de un amigo tratamientos hormonales que es mejor tomarlos bajo supervisión médica, ya que pueden requerir una analítica previa o realizar controles para evitar problemas por los efectos secundarios. También vemos pacientes que gastan grandes cantidades de dinero en productos sin eficacia probada y llegan desesperados», añade.
Algo grave, ya que en el caso de la alopecia en mujeres «los tipos más frecuentes en consulta son la androgénica y el efluvio telógeno, relacionadas respectivamente con la genética y con el estrés emocional», recuerda el doctor.
Además, «tras el éxito de un buen resultado de un tratamiento existe un buen diagnóstico. La automedicación en cualquier faceta clínica podría acarrear complicaciones importantes para el paciente, ya que cada persona presenta unos antecedentes diferentes, un cuadro clínico propio y no todos los fármacos o tratamientos valen para todos. Hay que individualizar el tratamiento tomando en cuenta criterios médicos integrales en tricología como sucede en cualquier otra especialidad», recuerda la doctora Montserrat García Bello, también del servicio de Medicina Capilar del Hospital Quirónsalud Albacete.
Es muy común escuchar que una persona se aplicó una determinada loción porque le fue muy bien. «Si le recomendaron una loción con corticoide tópico por algún tipo de afectación como una dermatitis que podría confundirse con una dermatosis fúngica si no se tienen conocimientos médicos, ese producto no solo no está indicada para esa afección, sino que podría agravar mucho más la situación», incide la doctora García.
Y no solo, «en el caso del tan conocido minoxidil oral, el cual es un vasodilatador periférico, a dosis muy bajas y formuladas por un farmacéutico con conocimiento en el área, se usa como pilar importante en el tratamiento de muchos casos en tricología. Pero tomado de manera o a dosis inapropiadas podría producir efectos adversos a nivel cardiovascular que no se producen cuando la prescripción, el paciente y las dosis son correctas», añade la doctora Infante.
Seguimiento del trasplante
En otros casos, hay pacientes que optan por el trasplante capilar. Y en esto también es muy importante tener en cuenta que se trata de un proceso que no termina tras el injerto: «El pelo trasplantado puede durar de por vida, pero muchas veces requiere de un tratamiento médico con pastillas para conseguir mantener los resultados. Por eso es importante que el centro donde se haga el trasplante cuente con un equipo adecuado para el seguimiento posterior. El trasplante no acaba cuando termina la cirugía. Para que sea exitoso es preciso un buen control posterior», incide el doctor Rodríguez.
Una afirmación que comparten las doctoras Infante y García Bello: «Los pacientes deben comprender que no por realizarse un injerto capilar ya se acaba el problema. Se trata de una solución estética a un proceso fisiopatológico que seguirá su curso si no se hace tratamiento de mantenimiento, sobre todo en pacientes jóvenes que aún mantienen un nivel de testosterona elevado. Es muy importante un correcto seguimiento por su tricólogo antes y después de un injerto capilar».
Los españoles, los segundos más calvos
«España es el segundo país con más casos de alopecia (42,6%), solo por detrás de República Checa, que ronda el 42,79%», explica la doctora Infante, que hace referencia a un estudio a nivel internacional que se realizó en 2011. Y «el 90% de los casos son predominantemente alopecia adrogenética, cuyo tratamiento está orientado en la administración de antiandrógenos como finasteride o dutasteride, cada vez más utilizados en mesoterapia capilar debido a la disminución importante de probables efectos adversos sistémicos, así como a otros pilares importantes en el tratamiento, ya que bloquea dicha enzima y regenera los folículos potenciales», precisa la doctora García Bello.