La vestimenta también protege frente a los rayos UV y además ¡no hace falta reaplicarla cada 2h!
Es un hecho que este año seguirá con la tendencia de ser uno de los veranos más calurosos, según los expertos. Por esa razón debemos modificar ciertos hábitos para protegernos del sol. Uno de los puntos clave es la fotoprotección, pero no debemos olvidarnos de adecuar nuestra vestimenta a las altas temperaturas, variaciones de humedad, número de horas, etc.
¿Cómo adaptar nuestra vestimenta?
Se ha demostrado que llevar prendas protectoras reduce la cantidad de pecas adquiridas (nevos melanocíticos). Es decir, las lesiones cutáneas benignas frecuentes de los melanocitos, las células responsables de la pigmentación de la piel. Como se ha comentado, son benignos. Sin embargo, pueden suponer un riesgo cuando sufren cambios clínicos como la regla ABCDE.
En primer lugar, es preciso definir el concepto de factor de protección ultravioleta (FPU) que tiene asignada la ropa. El FPU indica la cantidad de radiación UV (UVA y UVB) que el tejido permite que llegue a la piel.
¿De qué depende que los tejidos tengan una FPU mayor o menor?
El FPU asignado a las prendas de ropa depende de varios factores que se indican a continuación:
Tipo de tejido. En el mercado se dispone de una gran variedad de tejidos. Los tejidos con poliésteres brillantes y sedas satinadas resultan protectores al reflejar las radiaciones UV. Las prendas de algodón sin blanquear -contienen ligninas naturales- actúan como absorbentes mientras que hay tejidos de alta tecnología que son tratados previamente con tintes y químicos absorbentes que impiden el paso de los rayos UV.
Porosidad, peso, tensión y grosor. La ropa ajustada provoca que, al estirarse, las fibras se separen reduciendo la fotoprotección. En cambio, cuando es holgada, las fibras permanecen en la misma posición sin dejar huecos por los que se cuelen los rayos UV. Seguidamente, si las telas son transparentes o delgadas, tienen una menor protección.
Color. No es lo mismo llevar prendas oscuras que claras. Y esto tiene una explicación. En verano tendemos a utilizar aquellas de colores más vivos y claros, lo que puede ser contraproducente si queremos obtener mayor protección frente a la radiación. Esto se debe a que, las prendas oscuras absorben una mayor cantidad en comparación.
Humedad. En el caso de que la prenda se moje, se ajustará más al cuerpo. Con lo cual se estirará más y se volverá más transparente, lo que comprometerá el FPU asignado desde un inicio y, por tanto, la piel quedará más expuesta a los UV.
Las gorras y los sombreros están indicados para la protección tanto del rostro como del cuello. En ese caso la fotoprotección ofrecida depende de los materiales, así como de la anchura del ala. Respecto a esta particularidad, las alas con una anchura superior a los 7,5 cm protegerán la cara, cuello y pabellones auriculares.
Cabe señalar que para las alas de menor tamaño (menores de 2,5 cm) la protección es menor y puede no llegar al objetivo de proteger tanto la cara como el cuello.
¿Existen diferencias entre el FPU y el FPS?
Hasta ahora, se ha definido el FPU. Sin embargo, el FPS es un término que sin duda hemos escuchado en algún momento. Este es el factor de protección solar, lo reconoces, ¿verdad? Empecemos la comparativa respondiendo a tres preguntas:
¿A qué se aplica? Como hemos comentado, el FPU se asigna a las prendas de ropa, mientras que el FPS es la forma de clasificar los fotoprotectores solares.
¿A qué hace referencia? El FPU hace referencia a las radiaciones UVA y UVB. La FPS solamente entorno a las radiaciones UVB.
¿Qué indica? El FPS es el valor numérico que se le asigna a un solar que determina la protección que brinda frente a las radiaciones UVB. Es decir, el tiempo máximo que puede estar expuesto al sol sin quemarse. Para calcularlo, se multiplica el tiempo que la piel está -sin ningún tipo de protección- expuesta al sol sin producir un eritema por el factor de protección del solar que te apliques.
Para comprender mejor la comparativa, ponemos un ejemplo de cada:
Una tela con UPF 50 bloquea el 98% de los rayos UV y permite que penetren solamente un 2%.
Si tras 20 minutos de exposición te quemas, un fotoprotector con SPF 30 puede proteger tu piel 30 veces más.