Fuente: La Razón
Decía el gran Dagobert D. Runes que viajar “es cambiarle la ropa al alma”. Realizar viajes frecuentemente tiene una gran cantidad de beneficios para la salud, y según los expertos, hacer uno al mes es de gran ayuda para nuestro cuerpo y mente. Pero a veces puede crear extraños trastornos, como el el síndrome de Stendhal.
Los seres humanos solemos generar unas expectativas altas sobre el lugar que vamos a visitar, aunque muchas veces no corresponden con la realidad. Descubrir nuevos lugares no siempre tiene un efecto positivo, y si no, que se lo digan al escritor francés Marie-Henri Beyle, conocido por el seudónimo de Stendhal, quien sufrió una reacción anómala cuando visitó Florencia en 1817.
El síndrome de Stendhal (que adopta el nombre del autor), se trata de una enfermedad psicosomática provocada por una sobredosis de belleza, y suele producirse ante una exposición de riquezas artísticas), Cuando el francés viajó a la capital toscana hace más de de 200 años, le impactó tanto lo que vio que definió así su experiencia.
“Experimentaba una especie de éxtasis por la idea de estar en Florencia… Me sobrecogió una feroz palpitación del corazón… El manantial de la vida se secó dentro de mí, y caminaba con el miedo constante de caer al suelo”.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de Stendhal y cómo es su tratamiento?
En 1979, la psiquiatra Graziella Magherini estudió a los turistas que visitaban esa ciudad. Magherini, que además era experta en Historia del Arte, realizó un estudio estadístico con más de un centenar de casos, y comprobó que sufrían mareos, alucinaciones, palpitaciones y despersonalización al contemplar algunas de las obras de arte, como las pinturas de Botticelli o esculturas de Miguel Ángel.
Explicó entonces, que se distinguían tres tipos de síndrome de Stendhal. El primero de ellos, el más habitual, produce trastornos de pensamiento. Un 66% de los viajeros registrados en el estudio sufrió alteraciones en la percepción de colores y sonidos, seguidas de un aumento en los sentimientos de culpa y ansiedad.
En segundo largo, también genera angustia (un 29% de los casos estudiados la tuvieron), además de precariedad, superioridad, euforia, exaltación o sentimiento de inferioridad. Y el último, tiene que ver con la ansiedad (lo sufrió el 5% de los casos).
Mientras que unos consideran que se trata de una patología, otros lo ven como una sugestión artística. Las causas generan mucha controversia a la hora de definir, con certeza lo que significa, y muchos dudan si realmente puede ser considerado un síndrome.
En cuanto a síntomas, se presentan de forma muy leve e incluso se manifiestan de forma positiva, como el placer o la emoción. Pero a la hora de tratarse, según los expertos, lo recomendable es descansar, hidratarse, alimentarse adecuadamente y protegerse del sol para evitar desvanecimientos. Hay casos más graves en los que se recomienda psicoterapia.