Los niveles de la proteína TIMP-1 tanto en tejidos como en la sangre han sido asociados repetidamente a un mal pronóstico en diferentes cánceres humanos, pero su función en el proceso tumoral era, hasta ahora, un misterio. Un estudio liderado por el profesor de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona (UB) e investigador del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) Jordi Alcaraz, ha determinado que esta proteína no es solo un buen biomarcador, sino que también está implicada en la progresión del adenocarcinoma de pulmón. Estos resultados, publicados en la revista Matrix Biology, abren la puerta al diseño de nuevos tratamientos contra esta enfermedad.
«En las últimas décadas, la investigación en cáncer se ha dirigido a tener tratamientos cada vez más específicos para cada tipo de tumor y paciente, mejorando la prognosis de los pacientes. En esta línea, este trabajo es relevante porque identifica una diana terapéutica para aquellos pacientes con cáncer de pulmón de célula no pequeña del subtipo adenocarcinoma, que es el tipo de cáncer de pulmón más frecuente», explica Paula Duch, investigadora de la UB y primera autora del artículo.
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