Fuente: À Punt
Elegir entre pagar la luz o comprar un medicamento para hacer frente a la enfermedad es el dilema al que se enfrentan cada vez 261.000 familias de la Comunitat Valenciana, que ven como la sombra de la pobreza también precariza su salud, según datos de la ONG Cáritas.
María Moscardó Bolinches, de Cáritas València, ha explicado que “son muchas las familias que no pueden pagar las dietas, las prótesis o los medicamentos”. La gran mayoría “con un perfil de ocupación precaria, con trebajos temporales y en condiciones inseguras”, según Moscardó.
Una de estas personas es Paola Silva, una vecina de València que padece fibromialgica. Esta enfermedad requiere más de diez medicamentos diarios. "Hay pastillas muy fuertes que yo no me puedo dejar, como la morfina", ha explicado.
La mayoría de los casos, como el de Silvia, son medicamentos que acompañan el tratamiento principal, fuera del copago, y que están destinados a mejorar la calidad de vida del paciente.
La Cruz Roja y los colegios de farmacéuticos de la Comunitat Valenciana ya disponen de programas específicos de ayuda para estas familias, para hacer frente a una realidad que, según la ONG Banco Farmacéutico, ha agraviado la pandemia con un aumento del 30% del número de personas en esta situación.