Los expertos insisten en que hay que dormir, al menos, unas siete u ocho horas al día. Aunque, casi tan importante como cuántas horas dormimos es cómo lo hacemos, ya que se ha demostrado que dormir mal, el estrés o las prisas son malísimas para el cerebro. También sabemos que dormir demasiado o muy poco aumenta el riesgo de enfermedad coronaria. Sin embargo, eso no es todo, ya que lo último en sumarse a esta lista de consecuencias es que la mala calidad del sueño, que incluye demasiado o muy poco sueño, somnolencia diurna y ronquidos, puede estar relacionada con un mayor riesgo de desarrollar pérdida de visión irreversible (glaucoma), tal y como sugiere un gran estudio impulsado por el Biobanco del Reino Unido y publicado hoy en la prestigiosa revista de acceso abierto «British Medical Journal Open».
Los nuevos hallazgos subrayan la necesidad de terapia del sueño en personas con alto riesgo de la enfermedad, así como controles oculares entre aquellos con trastornos crónicos del sueño para detectar signos tempranos de glaucoma.
El glaucoma supone la principal causa de ceguera junto con las cataratas, la degeneración macular asociada a la edad y la diabetes. Se estima que, probablemente, afectará a unos 112 millones de personas en todo el mundo para 2040. Caracterizado por la pérdida progresiva de células sensibles a la luz en el ojo y el daño del nervio óptico, sus causas y factores contribuyentes aún no se conocen bien. Pero lo que sí está demostrado es que, si no se trata, el glaucoma puede progresar a una ceguera irreversible.
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