El estudio “Executive dysfunction in eating disorders: Relationship with clinical features”, en el que participa el Hospital Clínico San Carlos de Madrid y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), junto con otros hospitales y universidades, así como del CIBERSAM (Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental), señala que los trastornos de la alimentación en mujeres están asociados con déficits en funciones neuropsicológicas, concretamente, en funciones ejecutivas.
Las funciones ejecutivas son aquellas que se encargan de ayudar a controlar la conducta, las emociones, y la adaptación a entornos cambiantes.
La anticipación, la organización o la toma de decisiones son algunas de ellas.
Entre las destrezas neuropsicológicas que más afectadas se han visto, la investigación apunta hacia la capacidad para adaptarse al cambio de tareas, la inhibición de estímulos distractores y la velocidad de procesamiento.
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