El rechazo voluntario hacia el uso y el consumo de productos de origen animal es la postura que defienden las personas veganas. Con productos, de forma general, se asocia con los alimentos, pero a diferencia de las personas vegetarianas, no se admite el consumo de lácteos, pescado ni huevos.
¿Qué otros productos influyen a la hora de tomar decisiones de las personas veganas? La ropa, los muebles e incluso ¡los medicamentos!
Todos los medicamentos están compuestos por uno o varios principios activos y por un conjunto de excipientes siendo el principio activo el compuesto que ejerce un efecto farmacológico. En otras palabras, el que a través de mecanismos de acción tratan o curan enfermedades. Mientras que los excipientes son los responsables de que el fármaco esté “adornado” correctamente bien para mejorar o enmascarar las características organolépticas o bien para mejorar y asegurar que el fármaco se administre o llegue al sitio de acción requerido.
Cabe señalar que los excipientes que acompañan a los principios activos con mayor frecuencia provienen de animales. A continuación, se nombran los más frecuentes:
Inicialmente se han mencionado a los excipientes como principales “culpables” del rechazo por parte de personas veganas a los medicamentos, pero ¿y los principios activos?
A continuación, incluimos un ejemplo de un medicamento. Se trata de la vitamina D, la cual tiene dos formas: D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol). La vitamina D2 está producida por hongos y levaduras, por lo que son de origen vegetal, mientras que la vitamina D3 de forma general proviene de los animales -en la mayor parte de los casos se extrae de la lana y del aceite de pescado.
Por suerte, la vitamina D3 también tiene una versión para personas veganas. Se debe a que, determinado líquenes son capaces de producirla. En estos casos, que cada vez son más numerosos, se utilizan en la preparación de complementos alimenticios en los que se indica su origen con la siguiente denominación “vitamina D3 vegana”.
Adicionalmente, algunas las vacunas como por ejemplo la triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis) y las antigripales son cultivadas en fibroblastos de embriones de pollo. Esto indica que las vacunas pueden contener trazas de huevo en su composición. Además, también se deben tener en cuenta las alergias a dicho alimento. Solamente están contraindicadas ciertas vacunas cuando hay una alergia severa (anafilaxia), en el resto de situación debe ser el profesional sanitario quien valore la situación a identificar cualquier caso en el que se deba restringir su administración.
Para poder identificar aquellos medicamentos que tienen componentes de origen animal, recomendamos leer la ficha técnica -documento de cada medicamento en el que se hace un listado con la composición cualitativa y cuantitativa-.
En el caso de la gelatina, se debe aclarar que se trata de un ingrediente que proviene de los animales, de hecho, la denominación de “gelatina” siempre indicará que es no apto. Aunque, los laboratorios farmacéuticos cada vez están más concienciados, algunos han pasado a utilizar la hidroxipropilmetilcelulosa (HPMC), un compuesto que está considerado como la gelatina vegana. Por tanto, en aquellos medicamentos que se incluya la HPMC, indicará que es una cápsula vegana.
En definitiva, se debe seleccionar los medicamentos que no contienen esos principios activos o que contienen otros alternativos que ejercen las mismas funciones.
En resumen, a la hora de consumir medicamentos necesarios, ¿podemos considerar a los medicamentos un producto del que prescindir? ¿debemos anteponer nuestra valoraciones personales por encima del bien común?