Pese a lo sublime de la danza y lo vistoso de los movimientos, las lesiones son comunes en los bailarines. No es raro que experimenten dolor, tras largas horas de ensayos, que exigen la realización de grandes esfuerzos y movimientos repetitivos.
A menudo esto ocurre por la propia dinámica del trabajo, pero también puede ser un elevado nivel de autoexigencia. Los distintos tipos de baile incluyen acciones como saltar, girar, ponerse en puntas de pies, arquear en exceso la espalda, estirar o abrir las piernas. Esto puede ocasionar tensión, inflamación, contracturas, esguinces, desgastes y hasta fracturas.
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