La neumonía se produce cuando un germen infeccioso, generalmente un virus o una bacteria, invade el tejido pulmonar: su prevención es vital para evitar problemas mayores.
“Los pulmones están formados por pequeños sacos, llamados alveolos, que (en las personas sanas) se llenan de aire al respirar. Los alveolos de los enfermos de neumonía están llenos de pus y líquido, lo que hace dolorosa la respiración y limita la absorción de oxígeno”, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por lo general, la neumonía está causada por virus o por bacterias, aunque también los hongos pueden desencadenar esta enfermedad.
“El mecanismo más frecuente es la aspiración de microorganismos desde las vías respiratorias más altas. Las defensas del organismo pueden debilitarse por determinadas circunstancias como el consumo de tabaco, las enfermedades pulmonares crónicas, el alcoholismo, la desnutrición, etc. y facilitar así que estos gérmenes alcancen el pulmón y produzcan infecciones”, detallan los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra.
En la actualidad, entre las causas principales de neumonía se encuentran la infección por el neumococo, por el virus de la gripe y por el coronavirus, según datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
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