La leche es una de las fuentes más comunes de nutrientes, pero para algunas personas, puede ser difícil de digerir debido a la lactosa. Se trata de un tipo de azúcar que se encuentra naturalmente en la leche y en los productos lácteos. Esto puede llevar a dos problemas diferentes: la alergia a la lactosa y la intolerancia a la lactosa.

¿EN QUÉ SE DIFERENCIA LA ALERGIA A LA LACTOSA Y LA INTOLERANCIA A ELLA?

La alergia a la lactosa es una respuesta del sistema inmunológico a la proteína de la leche, lo que puede provocar una reacción alérgica que varía de leve a grave.

En cuanto a la intolerancia a la lactosa se trata de una afección en la que el cuerpo no produce suficiente lactasa, una enzima que ayuda a digerir la lactosa. A diferencia de la alergia a la lactosa, la intolerancia no es una reacción inmunológica y no es potencialmente mortal. El tratamiento de la intolerancia a la lactosa implica evitar los productos lácteos o tomar lactasa en forma de pastillas, líquidos o cápsulas antes de comer productos lácteos.

Se puede tener niveles bajos de lactasa y aún así ser capaz de digerir productos lácteos. Sin embargo, si los niveles son muy bajos, se produce la intolerancia a la lactosa, y los síntomas comenzarán a aparecer después de ingerir productos lácteos.

La alergia a la leche aparece con mayor frecuencia en el primer año de vida, mientras que la intolerancia a la lactosa generalmente aparece más tarde.

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