El glaucoma, del que destacan cuatro tipos diferentes, es una lesión irreversible del nervio óptico cuya causa más relevante es, a menudo, una elevada presión intraocular, lo que supone la pérdida progresiva de la visión periférica.
En la mayoría de los casos y en las etapas iniciales, “el paciente no experimenta ninguna molestia ni síntoma hasta que se produce una alteración de la visión permanente e irreversible”, explica el presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), Juan Carlos Martínez Moral.
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