Cuando algún alimento nos sienta mal, ya sea porque provoca síntomas digestivos o porque nos causa alteraciones en la piel, a menudo tendemos a decir que nos produce alergia. Pero, en mucho casos, no se trata de eso, sino de una intolerancia a dicho alimento.
Las alergias y las intolerancias alimentarias son patologías que pueden compartir síntomas y hacernos dudar de si sufrimos una u otra, pero, desde un punto de vista clínico, son completamente distintas y el tratamiento tampoco es el mismo. La confusión, explica el doctor Enric Martí, jefe del Servicio de Alergias y responsable de la Unidad Integral de Intolerancias Alimentarias del Hospital Universitari Sagrat Cor, “podría venir a nivel del sistema digestivo si existe una coincidencia en algunos síntomas, como dolor abdominal, meteorismo, hinchazón, vómitos, diarreas, alteraciones intestinales…”.
Estos síntomas, continúa, “pueden aparecer en ambas patologías, aunque la gran diferencia es que las alergias pueden ser mucho más peligrosas y extenderse a otros órganos y sistemas del cuerpo. Así, por ejemplo, pueden causar problemas de índole respiratoria –broncoespasmo- con la consiguiente dificultad de respirar, o, en los casos más graves, los temibles edemas de glotis o shock anafiláctico. Las alergias pueden llevar incluso a un final dramático del paciente en pocos minutos, hecho que nunca ocurrirá en la intolerancia alimentaria”.
Noticia completa en El Confidencial.