Cuando hablamos de cáncer, podemos tender a pensar en los que consideramos los más comunes: pulmón, próstata, mama, colon o incluso páncreas. Pero la realidad es que algunos de los que tienen una mayor prevalencia pasan casi desapercibidos por parte de la población general. Esto, por desgracia, supone un riesgo, porque es posible que, si tenemos la mala suerte de ser uno de los afectados, no estemos tan atentos como deberíamos a los síntomas que pueden alertarnos de su presencia.
Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de tiroides fue en 2020 el noveno cáncer más diagnosticado a nivel mundial, por delante de la leucemia, el de páncreas, el linfoma o el de vejiga. En sus estimaciones para la totalidad del año 2023, consideran que en España se diagnosticarán durante este año 1.433 nuevos casos de esta enfermedad. La prevalencia, claro está, es más alta, y se sitúa en los 17.857 afectados.
Respecto a su peligrosidad, teniendo en cuenta que no existe el cáncer que no sea extraordinariamente malo, el de tiroides es de los que tienen un mejor pronóstico. Según datos de la SEOM, la supervivencia observada neta a los cinco años del cáncer de tiroides de los pacientes que fueron diagnosticados en el periodo 2008-2013 alcanza el 82,3% en el caso de los hombres y 88,9% en el caso de las mujeres. De hecho, solo los tumores de próstata y de testículo tienen un pronóstico igual de bueno.
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