Las altas temperaturas provocan sorpresas desagradables como los golpes de calor

El calor suele ser entendido como una bendición. Con la llegada de las primeras temperaturas templadas de la primavera, los campos florecen y explotan de vida, contagiando a las personas de su fiesta y motivando que, tras el frío invierno, las calles, parques y terrazas se vuelvan a llenar de transeúntes.

En verano, no obstante, las opiniones suelen estar más divididas. Mientras que para algunos las elevadas temperaturas son motivo de gozo y sinónimo de vacaciones, para otros el calor del verano en la península Ibérica puede resultar tan desagradable como las frías temperaturas del invierno en algunas zonas geográficas de España. Más, cuando la evidencia científica parece apoyar la hipótesis de que cada año las temperaturas se volverán cada vez más cálidas.

Sin ir más lejos, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) anunció que esta semana se va a producir la entrada progresiva de una masa de aire muy cálido y seco, de origen africano, sobre la Península y Baleares.

Ntoicia completa en National Geographic.

 

 

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