Recibir un diagnóstico de cáncer de mama cuando se tiene menos de 45 años es un mazazo para cualquiera. Pero, debido a que hoy día se retrasa mucho la maternidad, la enfermedad supone que muchas pacientes con tumores luminales -aquellos que su crecimiento depende de las hormonas femeninas- tengan que postergar su deseo de tener descendencia al menos cinco años, dado que la gestación aumenta el nivel de estrógenos. Sin embargo, el ensayo clínico POSITIVE ha demostrado que estas enfermas pueden pausar durante un máximo de dos años el tratamiento endocrino para buscar el embarazo y este paréntesis no aumenta el riesgo de recaída. El tratamiento puede provocar malformaciones en el feto, de ahí que se desaconseje a mujeres embarazadas y sea necesario paralizarlo.
Los resultados del estudio son tan novedosos que se publican este miércoles en 'New England Journal of Medicine', la revista científica destinada a los avances médicos que pueden cambiar la práctica clínica. Aunque luego hay que adaptar el tratamiento a las circunstancias de cada paciente y su tipo de tumor, el ensayo sienta ya un precedente y "abre la puerta a cambiar las guías clínicas actuales porque hasta ahora no había ningún dato que demostrara que se podía pausar el tratamiento, tener un embarazo seguro y que no hubiera más recaídas", según explica la doctora Cristina Saura, coordinadora del estudio en España y jefa de la unidad de cáncer de mama del Hospital Vall d'Hebron.
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