No todos los nuevos medicamentos contienen un nuevo principio activo. A veces, la innovación farmacéutica se basa en una nueva forma de aplicación, con efectos más rápidos de actuación; en una mejora en la composición, que reduce los efectos adversos, o en un nuevo dispositivo tecnológico que facilita el cumplimiento del tratamiento en pacientes con problemas de movilidad. Estas mejoras, que suponen una mayor eficacia, adherencia y calidad de vida para los pacientes, entre otras ventajas, se denominan innovación incremental.
Este tipo de innovación representa un número importante de los fármacos que han llegado al mercado en la última década, algunos de los cuales son además medicamentos estratégicos (para los que se considera necesario adoptar medidas, bien regulatorias, económicas o de otra índole para garantizar su mantenimiento en el mercado tanto por su necesidad para la atención básica de la salud como por la vulnerabilidad de su cadena de suministro, según define la Agencia Española de Medicamentos).
Sin embargo, las dificultades para incentivar esta forma de innovación por parte de los organismos decisores de la financiación del medicamento pone de manifiesto un escaso reconocimiento del valor que aporta a los pacientes, a los profesionales y al sistema de salud y pone en potencial peligro la disponibilidad de determinados medicamentos esenciales para la salud. Ésta es la principal conclusión del informe La innovación incremental del medicamento. Generando valor para el paciente y el Sistema Nacional de Salud, que ha elaborado la consultora Axentiva para Farmaindustria y que se ha presentado este miércoles en Barcelona.
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