Al envejecer, nuestras capacidades cognitivas disminuyen. Esto es común a todos los seres humanos hasta cierto punto. Sin embargo, este declive no ocurre de manera uniforme ni con la misma intensidad en todas las personas. Algunas desarrollan alzhéimer, otras párkinson, demencia o nada en absoluto. De hecho, hay una gran cantidad de investigaciones médicas dedicadas a identificar los factores que influyen en este proceso y los síntomas que pueden predecir el grado de deterioro cognitivo para cada paciente en particular. Además, se busca identificar áreas en las que se pueda intervenir para retrasar el declive tanto como sea posible.
Ahora, una nueva investigación publicada en la revista científica Journal of the American Geriatrics Society afirma que la adiposidad muscular —es decir, la cantidad de grasa que contienen los músculos— podría ser un factor de riesgo en el deterioro cognitivo. Además, esta probabilidad era independiente de otros factores como el peso corporal total, otros depósitos de grasa, las características musculares como la fuerza o masa muscular y los factores de riesgo tradicionales de la demencia o el alzhéimer.
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