Las muelas del juicio son los últimos molares que nos salen. Es frecuente que su erupción se complique debido a que no tengamos suficiente espacio en la encía o que se encuentren inclinadas y choquen con el diente adyacente

Al igual que dar las gracias, lavarnos las manos o pedir las cosas seguidas de un “por favor”, cepillarnos los dientes al menos tres veces al día es una de las reglas básicas que cumplimos prácticamente desde que tenemos uso de razón. La higiene bucodental es uno de los pilares que sostienen un estilo de vida saludable. Las visitas al dentista o llevar ortodoncia son algunos de los pasos por los que hemos pasado la mayoría con un mismo objetivo: que nuestros dientes gocen de una buena salud, que a veces se puede ver alterada con la caída y salida de estas pequeñas piezas óseas. En este sentido, las conocidas como muelas del juicio son las últimas en hacer acto de presencia.

“Cada tipo de diente tiene un periodo de erupción. Es cierto que, para los terceros molares o muelas del juicio, ese periodo se retrasa en unos cinco o siete años desde que han erupcionado los segundos molares definitivos”, explica Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas, quien agrega que para que estos molares puedan salir, “necesitan que exista suficiente espacio a nivel de la mandíbula y del hueso maxilar”.

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