Las garrapatas son hematófagas, es decir, que su dieta consiste únicamente en la sangre de sus hospedadores. Para ello, inoculan una sustancia anestésica en la piel y hunden la cabeza bajo ella.
El verano es la época del año en la que aparecen más plagas de bichos y parásitos; desde los más comunes, como los mosquitos o las cucarachas, hasta los casi imperceptibles para el ojo humano: los ácaros, las pulgas... Y también algunas garrapatas.
Al contrario de lo que se suele pensar, estos arácnidos no solo se nutren de la sangre de los perros, sino también de la de las personas. Y no solo eso, sino que pueden transmitirnos afecciones graves como la enfermedad de Lyme -provocada principalmente por la picadura de la garrapata Ixodes- o la fiebre maculosa de las Montañas Rocosas -también conocida como rickettsiosis y producida por la bacteria Rickettsia.
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