La radioterapia ha evolucionado de forma espectacular en las últimas décadas, con un aumento de su eficacia y una reducción drástica de los efectos adversos

La radioterapia se emplea sobre todo en pacientes con cáncer, aunque también ayuda a tratar otras enfermedades. “Es un tratamiento que ya tiene más de 100 años y consiste en utilizar radiación ionizante para eliminar células cancerosas”, resume Antonio Gómez Caamaño, presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR). “Ha avanzado muchísimo en los últimos 20-25 años, de manera que es cada vez más precisa, eficaz y segura”, añade.

La filosofía de la radioterapia se resume, según este experto, en dos pilares: “Por un lado, administrar dosis máximas en el tumor porque así habrá más posibilidades de eliminar las células cancerosas; y, por otra parte, conseguir que llegue muy poca dosis -o nada- alrededor del tumor, es decir, a los tejidos sanos”.

Cuando se emplea en oncología forma parte del tratamiento multidisciplinar de los tumores, junto a las demás terapias disponibles: quimioterapia, inmunoterapia, terapias biológicas dirigidas, cirugía… En función del tipo de cáncer del que se trate, se realizará en combinación con otros tratamientos y en el momento que se considere oportuno.

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