Las ampollas jamás deben romperse o cortarse, ya que se dispara el riesgo de infección

Puede pasar en cualquier momento del año, incluido el invierno, bien lo saben los aficionados al esquí y a los deportes en la nieve, pero la época más frecuente es en verano. Cuando todo el mundo va a la playa a pasar las vacaciones, viste con la menor ropa posible para intentar combatir el calor y se expone durante más tiempo a los rayos solares, justo cuando su incidencia, además, es mayor. Todo ello unido, junto al gran fallo de no usar correctamente el protector, hace que surjan las quemaduras solares.

Cuando todo ha fallado y uno tiene que lidiar con ellas, ya habrá tiempo de replantearse qué se hizo mal y aprender la lección. En ese momento, lo primero es hacerse cargo de la quemadura solar y tratarla correctamente. Si bien es cierto que no puede curarse al momento, sí es posible aliviar la hinchazón que provoca, así como posibles molestias o dolores. En el caso de quemaduras graves no habrá que dudar en acudir al centro médico, ya que podría necesitar atención médica más específica.

¿Cómo tratar una quemadura solar?

De lo primero que suele tenerse que afrontar cuando se ha sufrido una quemadura solar es el dolor que esta provoca. Para ello se aconseja tomar un analgésico, siempre y cuando sea necesario. Una quemadura provocada por el sol implica que se haya hecho una exposición irresponsable a este, es decir, durante demasiado tiempo, sin las medidas de protección adecuadas y puede que incluso en las horas del día con mayor riesgo, que son las centrales. Por tanto, junto a este trastorno cutáneo también podría darse una deshidratación. Para evitarlo habrá que beber más agua de lo habitual a lo largo de ese día.

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