Hay personas que dicen que nunca han tenido que usar despertador para levantarse a su hora. Las causas no están del todo claras, pero sí tenemos alguna idea de por qué ocurre esto. La razón hay que buscarla en nuestro reloj interno. Todas las personas tenemos un reloj interno que es el que marca nuestra cronobiología, los tiempos de nuestro organismo: cuándo estar espabilados y activos o cuándo debemos tener sueño e irnos a dormir.
El reloj interno se regula fundamentalmente por la luz. La información sobre si hay luz natural y qué cantidad de luz entra por nuestros ojos y le dice a nuestro núcleo supraquiasmático que es el centro principal de regulación del llamado ritmo circadiano en el cerebro si es hora de dormir o es hora de estar activo. Además de la luz hay otros estímulos, por ejemplo los horarios de las comidas. Si tenemos unos horarios regulares, esa información es muy relevante para nuestro reloj interno. Y también el grado de actividad que tenemos a lo largo del día.
Con esa información, este reloj se sincroniza y llega un momento en el que, si además tenemos un horario muy regular de irnos a la cama y levantarnos todos los días a la misma hora, sabemos cuándo nos tenemos que despertar, incluso aunque estemos durmiendo. En personas que llevan una vida más o menos regular, el reloj funciona y ocurre esto de despertarse justo antes de que suene la alarma del despertador.
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