También conocida como escabiosis, se estima que cada año en el mundo se detectan 445 millones de nuevos casos.

Hoy en día, quien más y quien menos ha oído hablar de la sarna, también llamada escabiosis, aunque sólo sea a través del famoso dicho sarna con gusto no pica. La enfermedad es una 'vieja' conocida, tanto que griegos y romanos ya teorizaban sobre ella. Sin embargo, no fue hasta 1687 cuando un médico italiano, Giovanni Cosimo Bonomo, sospechó de parásito como culpable de estas picazones y más tarde describió el Sarcoptes scabiei. Desde entonces el ser humano viene luchando por encontrar la manera de acabar con él.

El asunto no es tarea fácil. Aunque muchos crean que la sarna es cosa del pasado, sigue dando guerra en nuestros días, al punto de que los dermatólogos están observando un aumento de casos de la enfermedad. "Desde hace una década, en distintos países de Europa, creemos que estamos asistiendo a un aumento del número de casos diagnosticados", indica Cristina Galván, vicepresidenta de la Alianza internacional para el control de la escabiosis (IACS, por sus siglas en inglés) y miembro de la Fundación Lucha Contra las Infecciones.

Las razones de este crecimiento no están muy claras. Existen sospechas de que es un fenómeno multifactorial, empujado por dos realidades que señala la dermatóloga. La primera, el envejecimiento de la población: "Nuestros ancianos viven cada vez más años, pero sus defensas también envejecen. En las personas que pierden la capacidad de defenderse del ácaro, tienen mayor capacidad de diseminar la enfermedad. La segunda, todos los movimientos poblacionales que está viviendo el continente durante los últimos años y que originan grandes núcleos de convivencia en condiciones inadecuadas.

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