Los expertos recomiendan aumentar el número de horas que pasamos al aire libre por las mañanas, especialmente para los ancianos

En las páginas de Este libro te hará vivir más (o por lo menos mejor) (Paidós), la bióloga experta en neurociencia y comportamiento humano Tamara Pazos defiende los paseos matutinos con exposición a la luz natural como unas de las mejores recomendaciones que se puede dar a una persona desde el ámbito de la salud. “Yo hablo de ‘paseos de luz, paseos de salud’. La actividad física realizada al aire libre donde recibimos luz natural a través de los ojos y la piel cuenta con muchísimos beneficios para nuestra salud que impactan a nivel celular, a nivel de órganos e incluso a nivel de bienestar general y estado de ánimo”, explica Pazos a EL PAÍS.

La revista Nature Mental Health ha publicado recientemente un estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Monash (Australia), que es el más grande realizado hasta la fecha sobre la exposición a la luz y su impacto en la salud mental: contó con datos de casi 87.000 personas del Biobanco del Reino Unido. El trabajo ha concluido que aquellas personas que se exponen a grandes cantidades de luz durante el día ven reducido su riesgo de depresión en un 20%. Una caída similar del riesgo se observó también en otros trastornos mentales como la psicosis, el trastorno bipolar, el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno de estrés postraumático. En el sentido contrario, aquellos participantes del estudio que se exponían a grandes cantidades de luz durante la noche veían aumentado el riesgo de desarrollar determinados trastornos mentales en un 30%.

“Hoy en día, los seres humanos desafiamos nuestra biología y pasamos alrededor del 90% del día en interiores bajo una iluminación eléctrica que es demasiado tenue durante el día, y demasiado brillante durante la noche en comparación con los ciclos de luz natural y oscuridad”, afirmaba Sean Cain, autor principal del estudio y profesor asociado de la Facultad de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Monash, en esta investigación. Y añadía: “Esto confunde nuestros cuerpos y nos hace sentir mal. Una vez que las personas comprendan que sus patrones de exposición a la luz tienen una poderosa influencia en su salud mental, podrán tomar algunas medidas sencillas para optimizar su bienestar: la simple práctica de evitar la luz durante la noche y buscar una luz más brillante durante el día podría ser un medio eficaz y no farmacológico para reducir los problemas graves de salud mental”.

Noticia completa en El País.

 

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