En el marco de cualquier área del conocimiento, incluida la nutrición, cada paso en firme va precedido de años de estudios científicos que aportan conclusiones en un sentido y en su contrario. Esto no significa que estemos inmersos en un océano de incertidumbres. De hecho, se trata de todo lo contrario. Las investigaciones avanzan poco a poco arrojando luz sobre infinidad de cuestiones, algo que muchas veces se traduce en echar por tierra creencias firmemente arraigadas en la sociedad.
Precisamente, una de ellas tiene que ver con el gluten y la enfermedad celiaca (EC), una patología que, en contra de lo que muchos piensan, no es ni una alergia ni una intolerancia. "La celiaquía es una enfermedad autoinmune que afecta a diferentes partes del organismo (no solo a nivel intestinal), en personas con predisposición genética cuando consumen gluten", define Lis Zamora, dietista-nutricionista y vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (CODiNuCoVa).
Las personas con esa enfermedad, y solo esas, deben llevar una dieta específica de por vida. Esto es, un patrón alimentario que excluya los alimentos que contengan gluten o trazas de esta proteína. Por tanto, "su alimentación debe estar compuesta por frutas, hortalizas, alimentos proteicos animales y vegetales, tubérculos, cereales sin gluten, frutos secos y semillas", resume la experta. Por otro lado, deben evitar los alimentos que contienen gluten, es decir, "el trigo, cebada, triticale (cereal híbrido entre trigo y centeno), espelta, los híbridos de estos, así como sus derivados y los productos que los contengan".
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