Los dos primeros años de vida son una ventana para la prevención de enfermedades y el programa metabólico. Asegurarse de que el niño está comiendo suficiente y creciendo de manera saludable es, por tanto, esencial en esta primerísima etapa.

¿Cómo saber si nuestro hijo está comiendo lo suficiente? Es una duda que inquieta e incluso puede “atormentar” a los padres, sobre todo si son primerizos, y eligen la lactancia materna como forma de alimentación, que es la recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y todas las sociedades médicas. Es así porque cubre todas las necesidades nutricionales para el crecimiento físico del niño y un adecuado desarrollo psíquico y emocional. Numerosos estudios científicos han demostrado mayor riesgo de problemas de salud en los niños no alimentados con leche materna, como muerte súbita del lactante e infecciones respiratorias, gastrointestinales y urinarias.

Alba Sánchez Ansede, enfermera especialista en Pediatría y asesora de lactancia en el Área Sanitaria de A Coruña-Cee, y Rosaura Leis Trabazo, coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), confirman que las dudas sobre si el niño está comiendo lo que necesita son muy frecuentes, muchas veces debido a una información escasa o a falsos mitos que se arrastran desde hace años.

“A las madres les preocupa mucho tener leche suficiente y hay que saber que las mujeres somos mamíferas y en una mamífera las glándulas maternas funcionan” asevera Sánchez Ansede. Otros falsos mitos son que el calostro inicial no cubre las necesidades del lactante o que tiene que haber dolor en el pecho cuando el bebé mama: “El calostro es la mejor leche materna y el dolor es siempre un signo de alarma que hay que solucionar cuanto antes”.

La leche materna no está almacenada en los pechos, es el bebé quien la produce al succionar: “Cuando el bebé succiona genera un estímulo en el cerebro de la madre que hace que el pecho produzca la leche”, explica la enfermera experta en lactancia. Rosaura Leis añade que los nutrientes varían en cada tetada: “La mujer cambia las concentraciones a lo largo del día y el niño se va regulando, por eso la lactancia materna es a demanda”.

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