2023 está llegando a su fin, ¿cómo valora el año en lo que respecta a la profesión farmacéutica?
En un año marcado por los cambios de gobierno autonómico y carteras ministeriales, se ha avanzado más bien poco, pero hay algunos aspectos positivos. Por ejemplo, se han creado más plazas públicas para farmacéuticos y, aunque hacen falta más, es un avance. En Farmacia Hospitalaria los servicios continúan siendo deficitarios para atender todas las necesidades, pero es importante señalar el acuerdo alcanzado con la Conselleria de Sanitat para dispensar medicamentos hospitalarios en proximidad, en colaboración con las farmacias comunitarias, especialmente en el ámbito rural, lo cual ahorra muchos kilómetros de desplazamientos por parte de los pacientes.
Algo que lamentar, en Farmacia Comunitaria, es que aún no hemos logrado acceso a la historia clínica de los pacientes. Esto nos dificulta evaluar determinados casos. Otro problema surgido es el desabastecimiento de determinados medicamentos, por distintas causas, lo que nos ocupa mucho tiempo conseguirlos y entregarlos al paciente.
Como aspecto positivo podemos destacar que contamos con tres gerentes de Departamentos de Salud que son profesionales farmacéuticos, en cada una de las tres provincias. Algo novedoso y que pone de manifiestos que podemos hacer esa labor. También ha sido un hecho notable la celebración de las primeras Jornadas del Levante Farmacéutico, Comunidad Valenciana y Murcia, por lo que nos enriquece el hecho de compartir experiencias.
Uno de los objetivos en lo que el MICOF continúa trabajando es en la integración de la farmacia comunitaria en el SNS. ¿Se ha podido avanzar en este sentido?
Es importante y tenemos que hacerlo ver. Hemos concluido el estudio INDICA PRO, realizado a nivel nacional junto con la Universidad de Granada y la Sociedad Española de Farmacia Clínica y Comunitaria, en el que han participado más de 400 farmacias en toda España. Ha demostrado que, si la Farmacia Comunitaria tuviera competencia directa en la indicación de medicamentos sin receta, por síntomas menores, se produciría un ahorro importante tanto para el usuario como para el Sistema Nacional Sanitario y se reduciría la presión asistencial de atención primaria. Ganaríamos todos. Esperamos que llegue al Ministerio y se pueda valorar.
Sí se han producido avances en servicios profesionales. Con ayuda de las Diputaciones estamos consiguiendo atender a pacientes que necesitan un sistema personalizado de dosificación, una especie de “superblister” con la medicación preparada, bajo un método seguro y con una revisión continua del farmacéutico. También hemos iniciado un proyecto autonómico de integración de la Farmacia Comunitaria y de la Atención Primaria, desde el Consell Valencia de Col·legis de Farnacéutics con la Universidad de Granada.
Desde el MICOF también seguís trabajando en regular la difícil situación en la que se encuentran muchos farmacéuticos durante los servicios de urgencia. ¿Cómo cree que esto puede solucionarse?
El problema es que tenemos una normativa muy antigua, que no contempla el contexto actual y exige una serie de obligaciones que no están dotadas económicamente de recursos para poder llevarlas a cabo. Se trata de un régimen de prestación que podría llamarse de “esclavitud”, basado en un sistema sobredimensionado y deficitario a costa de los farmacéuticos. En las zonas poco pobladas los farmacéuticos se ven obligados a realizar muchas guardias, viendo amenazado su derecho de descanso, conciliación familiar e incluso sus vacaciones. Pretendemos que la administración lo entienda y actualice la normativa, respetando al usuario, pero no exigiendo servicios innecesarios de un modo irracional.
También trabajáis constantemente en reforzar la unión entre las diferentes modalidades profesionales farmacéuticas. ¿Cuáles son estas modalidades? ¿Alguna acción destacada que hayáis llevado a cabo este año para fomentar esa unión?
Aparte de la comunitaria, que es la más conocida, contamos con farmacéuticos hospitalarios, de atención primaria, análisis clínicos, salud pública, industria, distribución, investigación… De algún modo necesitamos conocernos, compartir experiencias para desarrollar mejor la profesión y atender más eficientemente al usuario en los distintos ámbitos. El hecho de conocernos y desarrollar trabajos conjuntos, celebrando jornadas con la mayor participación posible, nos permite una atención más adecuada al usuario y evitarle desplazamientos innecesarios.
Conscientes del papel que pueden desempeñar las farmacias, también apostáis por reforzar la labor social. Un ejemplo es la campaña ‘Ante la violencia de género, déjanos cuidarte’. ¿En qué consiste?
En violencia de género llevamos mucho tiempo trabajando con la voluntad de ser un agente activo para ayudar a reducir esta lacra. Lo hacemos a través de “la campaña del ticket”, mediante la cual se incluyen los teléfonos de atención a la mujer en caso de verse sometidas a abusos. Mostramos a las farmacias como espacios seguros a los que se puede recurrir para recibir asesoramiento y escucha. Además, mediante una posición activa estamos atentos a cualquier situación para derivarla dónde haga falta. Observar lesiones poco habituales y preguntar puede dar una pista para detectar un posible problema de este tipo. El objetivo es que sepan que estamos a su disposición para ayudarles y que tenemos formación para ello.
Esa labor social de la que hablamos cobra gran protagonismo en las farmacias del ámbito rural, ¿por qué son tan importantes estas farmacias?
Hay poblaciones de 100 a 400 habitantes en las que los farmacéuticos no solo dispensan medicamentos, sino que ofrecen una atención y desarrollan una función que va más allá de la sanitaria, de cohesión social y de ayuda a la propia supervivencia del pueblo. Recientemente hemos sido premiados a nivel nacional por un proyecto desarrollado con la Diputación de Valencia, denominado Circuitos Saludables, que permite valorar el servicio no solo sanitario, sino también social, que ofrecen las farmacias rurales y dar visibilidad de la importancia que tiene para municipios con apenas un centenar de habitantes.
A nivel social, otro proyecto en el que estáis trabajando está enfocado en la soledad no deseada. ¿Podría avanzarnos algo sobre ello?
Es un problema que existe no solo en el ámbito rural sino también en las grandes ciudades y en estas últimas es incluso más difícil poder actuar. Nosotros tenemos la oportunidad de detectar la soledad no deseada, pero la Administración tiene que dotar de recursos para que puedan ser atendidos. Además, deberíamos estar mejor coordinados, no solo con Servicios Sociales sino con las ONG que trabajan en este ámbito.
El Colegio también está muy enfocado en la investigación y trabajáis en fomentar esa labor investigadora a través de diferentes acciones como, por ejemplo, la realización de Cátedras. ¿Podrías hablarnos sobre alguna de ellas?
Actualmente desarrollamos dos cátedras, que nos permite colaborar con las universidades. La primera de ellas, con la Universitat de València, se denomina Uso Racional del Medicamento, que desarrolla estudios y herramientas a tal objeto. Además, se detectan problemas relacionados con determinados medicamentos para actuar cambiando la medicación y optar por otra más adecuada. Por otra parte, la Cátedra DECO, de Deterioro Cognitivo, con la Universidad Cardenal Herrera CEU, persigue el objetivo de realizar un cribado temprano de deterioro cognitivo con apoyo de las farmacias comunitarias, para adelantarnos a los problemas cognitivos y que se actúe cuanto antes a través de los especialistas pertinentes.
Ya queda menos para el 23 Congreso Nacional Farmacéutico que tendrá lugar en Valencia del 7 al 9 de febrero y en cuya organización colaboráis con el Consejo General de Colegios Farmacéuticos. ¿Cómo puede beneficiar este encuentro en lo que respecta a la salud global?
Es un reconocimiento a la ciudad y a toda la provincia, además de un encuentro muy importante en el que vamos a juntarnos farmacéuticos de todas España y para el que ya hay más de 500 comunicaciones presentadas. Permite poner en común todo tipo de trabajos e investigaciones de farmacéuticos de todas las modalidades. Supone una oportunidad para compartir nuestros conocimientos, lo que nos facilita estar al día y mejor formados para atender las necesidades de las personas.
Recientemente han alertado a la población sobre los peligros de la venta ilegal de medicamentos por Internet. ¿Qué consejo daría a la población en este sentido?
Utilizar medicamentos ilegales puede costarte la vida. Ese es el mejor consejo. No merece la pena arriesgar la salud. Siempre hay que utilizar medicamentos con el consejo del farmacéutico de confianza y cuando son con receta, bajo prescripción médica. Es la única manera de tener todas las garantías.
Por último, medicamentos como el Nolotil o el Fentanilo son de actualidad por diferentes motivos. ¿Qué opina al respecto?
El Fentanilo, en España, es difícil que salga del canal farmacia porque requiere de recetas especiales y sigue un registro específico. No obstante, está entrando por otras vías menos controladas. Es un peligro, porque ya estamos viendo que en EE.UU. está teniendo efectos nocivos para la población. En relación con el Metamizol, conocido por el nombre comercial Nolotil, es algo distinto. A determinadas personas le produce una enfermedad denominada agranulocitosis, que provoca un problema con su sistema de defensa y puede acabar produciendo la muerte. Se siguen haciendo estudios, pero parece que la población del Norte de Europa es más sensible a padecer este problema. No obstante, la Agencia Española recomienda que se prescriba su uso solo para tratamientos de corta duración en dosis mínimas eficaces y que se vigile la posible aparición de síntomas de esta enfermedad.