Conseguir una piel bronceada y uniforme es una moda que se mantiene vigente en todos los veranos. El aumento de la temperatura y las visitas a la playa son la oportunidad perfecta para tomar un poco más de sol. Sin embargo, hay quienes no tienen en cuenta los riesgos de lesiones en la piel por la exposición solar.
Pasar demasiado tiempo recibiendo el impacto de los rayos UV de forma directa acarrea consecuencias graves. De hecho, más allá de las típicas quemaduras, se pueden producir reacciones alérgicas y hasta cáncer. ¿Quieres saber más al respecto?
¿Qué es la radiación solar?
En primer lugar, conviene definir qué es la radiación solar. La misma está formada por radiación invisible y visible. Los rayos ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB) conforman la radiación invisible de la luz y son los generadores de la mayoría de las patologías de la piel.
Según detalla un artículo científico, la radiación UVB es la principal responsable de los efectos nocivos, mientras que la UVA contribuye solo entre un 10 % y 20 %. En verano, cuando las actividades al aire libre incrementan, estos rayos son más agresivos y acarrean riesgos relevantes.
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