Los alimentos ultraprocesados están cada vez más presentes en la dieta; se distribuyen en grandes cantidades en los supermercados, son bastante asequibles y sus cualidades de sabor conquistan a los consumidores. Aun así, desde hace mucho se advierte que su consumo tiene efectos perjudiciales en la salud.
En gran medida, están compuestos por azúcares, aditivos, grasas, sodio y otras sustancias químicas asociadas a un mayor riesgo de trastornos metabólicos, inflamación sistémica, enfermedades cardiovasculares y otras afecciones crónicas.
Eso, sin contar con que suelen someterse a procesos de elaboración que son más dañinos que sus ingredientes, como las frituras, la refinación, la hidrogenación, la hidrólisis de proteínas o la extrusión de harinas y cereales. Pero, ¿qué son exactamente? ¿Cómo reconocerlos? A continuación, lo detallamos.
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