Un recién nacido siempre es motivo de alegría, sobre todo si es el hijo de alguien muy cercano a nosotros. Queremos verlo cuanto antes, abrazarlo, besarlo y dar la enhorabuena a los felices (y agobiados, cansados, estresados…) padres. Con tanta emoción, olvidamos que tal vez no es el momento más oportuno y, sobre todo, solemos pasar por alto dos cuestiones fundamentales: el bebé es muy vulnerable a las infecciones porque su sistema inmune se está desarrollando y la madre no se encuentra en su mejor momento porque se está recuperando del parto. Esto no significa que no haya que visitar a los bebés, sino que hay que hacerlo con un poco más de cabeza.
¿Qué tal si le damos una pensada y antes de ir corriendo al hospital o al domicilio familiar avisamos y preguntamos cómo podemos ayudar? Rosa Pérez, enfermera y responsable de Semes Divulgación, aconseja “no dar por supuestas las cosas”. Basta con preguntar a la madre (y al padre): “¿Qué puedo hacer por ti?”, o bien, “¿qué necesitas?”.
Recomendaciones para proteger al bebé
Pérez señala que el recién nacido “es un ser que tiene las defensas que le ha traspasado la mamá, pero tiene que generar más”. Los principales peligros para su sistema inmunitario en proceso de construcción son los virus y bacterias “que podemos llevar en las vías respiratorias, en la boca, en las manos e, incluso, en nuestra ropa”. Las bronquiolitis o bronquitis graves derivadas de esas infecciones constituyen un riesgo considerable para la salud de los bebés.
Noticia completa en Cuídate Plus.