¿Puede haber algo más desagradable que sentir que toda la comida nos huele a quemado? ¿O que las flores y el perfume se perciben podridos? Este fenómeno recibe el nombre de "cacosmia"

Situar la nariz en una manzana y no captar su apetecible olor. Acercarnos a una flor y no percibir ningún matiz agradable de su fragancia. Sentarnos a comer y no olfatear ningún tipo de comida. Más aún, en muchos casos lo que sucede es que lo que sentimos es una extraña pestilencia. Este tipo de trastorno recibe un nombre muy concreto: cacosmia.

La cacosmia es un fenómeno común que conviene diferenciar de la fantosmia. En este último caso la persona también puede experimentar una sensación olfatoria desagradable, pero con la única particularidad de que no hay ningún estímulo.

Así, en lo que respecta a los trastornos del olfato, cabe señalar que estos son frecuentes en los adultos de edad avanzada. A medida que nos hacemos mayores, cosas que antes nos abrían el apetito o nos generaban bienestar, ahora nos turban.

¿Qué es la cacosmia?

Imaginemos lo que puede ser vivir con la constante sensación perceptiva de que todo nos huele mal. De pronto, el mundo se altera, dejamos de experimentar placer al ducharnos con el jabón favorito o al usar nuestro perfume de siempre. Asimismo, tampoco podemos obviar el hecho de lo que esta alteración del olfato le hace a la alimentación.

La cacosmia es un trastorno del olfato y un tipo de parosmia, es decir, un cambio en la percepción normal de los olores. Por lo general, este hecho no viene solo, ya que dicha alteración suele ser consecuencia de algún problema subyacente. Como bien hemos señalado, puede ser por envejecimiento, pero en otros casos también proviene de alguna condición clínica.

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