La fracturas por estrés son muy comunes en el ámbito deportivo. Las más frecuentes son en aquellos huesos que soportan cargas repetitivas, como los del pie

“Las fracturas por estrés o por sobrecarga son aquellas producidas como consecuencia de traumatismos repetitivos”, define Amariel Barra, especialista en traumatología y cirugía ortopédica del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre. Debido a que esta lesión se genera por un estímulo mecánico excesivo, ocurre normalmente en aquellos huesos que soportan pesos, como los del pie, la tibia y el fémur. Sin embargo, de manera poco frecuente puede afectar a la pelvis, el costado o la columna vertebral.

Aser Donado, miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, detalla que el hueso, como el resto de los tejidos, “está constantemente remodelándose y adaptándose a los estímulos que le damos, pero si se le aplica demasiado estrés, este puede superar su capacidad de remodelación”. Todo ello, continúa, puede hacer que esta zona se debilite y desembocar en la aparición de una fisura.

Aunque estas lesiones suelen ser consecuencia de sobrecargas mecánicas producidas por exceso de tracción muscular o por microtraumatismos repetitivos, también hay casos en los que la causa “es un déficit en la mineralización ósea o una mala realización técnica del gesto deportivo”, añade Barra, quien insiste en que, de todos modos, “en el mundo del deporte en general la causa principal suele ser los traumatismos repetitivos”. Factores como el sobreentrenamiento, un aumento demasiado rápido en el ejercicio o cambios repentinos de hábitos que puedan suponer un estrés repetido sobre un hueso contribuyen a su aparición.

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