El 80% de los casos de esclerosis múltiples comienzan con un brote. Para diagnosticarlo como tal, se deben dar varias condiciones, como que su duración sea mayor de 24 horas

Como en tantas otras enfermedades, el diagnóstico y el tratamiento temprano de la esclerosis múltiple está asociado con una mejoría considerable del pronóstico. En España, 55.000 personas sufren esta afección, la mayoría de ellas diagnosticadas entre los 20 y los 40 años. De hecho, es la primera causa no traumática de discapacidad en adultos jóvenes. En el Día Mundial de la enfermedad, el 30 de mayo, CuídatePlus aborda de la mano de dos expertas cómo identificar un brote de esta patología, cuadro que supone el inicio de la misma en el 80-85% de los casos.

“Un brote es un episodio consistente en la aparición de síntomas y signos neurológicos que se instauran de forma subaguda a lo largo de varias horas o días y que posteriormente remiten, teniendo una duración promedio de dos a ocho semanas”, define Ana Belén Caminero, coordinadora del Grupo de Estudio de Esclerosis Múltiple de la Sociedad Española de Neurología (SEN). La especialista señala que al inicio de la enfermedad, en gente joven, estos cuadros no suelen dejar secuelas gracias a una buena capacidad de restauración de tejido dañado. Sin embargo, “a medida que la esclerosis avanza y en pacientes de más edad, los brotes pueden dejar secuelas que se acumulan, causando discapacidad creciente”.

Celia Oreja-Guevara, presidenta del Consejo Médico Asesor de la Asociación Española de Esclerosis Múltiple (AEDEM-COCEMFE), apunta dos condiciones clave para el diagnóstico de un brote de esta patología: que dure más de 24 horas y que se manifieste un síntoma neurológico nuevo, es decir, que no se haya experimentado previamente. A pesar de que no hay factores claros que favorezcan la aparición de un brote, Oreja-Guevara indica que un paciente que no está recibiendo tratamiento siempre tiene más riesgo de sufrirlo y agrega que el estrés o la fiebre también son elementos que pueden inducir a un episodio de estas características.

“A nivel de resonancia magnética con contraste, los brotes se visualizan por la presencia de lesiones focales que captan contraste y que corresponden a procesos inflamatorios localizados en áreas del sistema nervioso central, producidos por células del sistema inmunitario que, procedentes de la sangre, entran al tejido nervioso, y por otras células inmunitarias residentes en el propio sistema nervioso central”, añade Caminero, quien, no obstante, reconoce que confirmar con total seguridad que los síntomas que un paciente tiene o ha tenido se deben a un brote no siempre es fácil.

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