FUENTE: El Mundo
La escritora Alicia Castilla tiene 71 años. Y como toda anciana, le gusta cultivar plantas en el fondo de su casa. Más aún si vive en Atlántida, un balneario a unos 30 kilómetros de Montevideo, donde abunda el verde. Hubo quienes la apodaron "la abuela de las plantas" , pero Alicia nunca imaginó quiénes le pondrían ese mote. Fue en la prisión femenina de Canelones y la ocurrencia fue de sus compañeras de celda. A los 66 años, en enero de 2011, Alicia regaba sus plantas cuando la Policía irrumpió en su casa y la llevó detenida. Estuvo presa 95 días porque las plantas que regaba eran de marihuana. La cantidad no le ayudó ya que no eran unas pocas: 29 y además tenía 24 gramos de marihuana en su hogar.
En aquel entonces Uruguay aún no había aprobado la ley impulsada por el ex presidente José "Pepe" Mujica, que puso en manos del Estado la regulación del mercado del cannabis, y Alicia fue a prisión por el delito de producción de estupefacientes. Días atrás la Suprema Corte de Justicia decidió absolverla de su delito, lo que Alicia ya en libertad hace años, celebró como una victoria moral. Pero su caso la colocó en su momento como un emblema de las organizaciones sociales que pujaban por la legalización del cannabis en Uruguay.
Alicia rechaza la ley porque cree que fue "hecha a espaldas de los usuarios" y que lo único que persigue es favorecer a la industria de los medicamentos a base de marihuana.
Hoy, aún con la norma vigente, Alicia podría estar en infracción. La ley aprobada en 2013 y reglamentada en mayo de 2014 definió tres formas de acceder a la droga: ser autocultivador, pertenecer a un club cannábico o estar en el registro de adquirientes. En todos los casos, cada persona podrá acceder a un máximo de 480 gramos por año, pero los consumidores deben registrarse solo en una de las tres opciones. Sólo pueden anotarse uruguayos o residentes en el país.
Más de 3.000 personas se registraron, según datos de la Junta Nacional de Drogas, y cultivan sus propias plantas. Tienen una licencia por tres años y pueden criar hasta un máximo de seis hembras. Alicia no piensa registrarse. Tampoco podría hacerlo porque sus antecedentes penales le impiden hacerlo pero como dice, "hecha la ley, hecha la trampa" y cuenta que cultiva pero el registro lo hizo un amigo suyo.
Aníbal Peluffo es economista, cultiva en su casa hace varios años y fue en 2015 el primero que lo hizo legalmente. Está a favor de la ley y el registro. Tiene 29 años y fuma marihuana desde los 15 años. Durante su adolescencia sintió cierta "persecución" social, aunque cree que hoy esta cambiando el estereotipo de "drogón" que antes existía. "Ahora fumar se ve como algo que incluso está de moda", dice.
Los clubes también funcionan ya y son 15 las asociaciones habilitadas. Cada club debe tener entre 15 y 45 socios, que sean mayores de 18 años residentes en Uruguay, y podrá tener hasta 99 plantas cuya producción no supere los 480 gramos anuales por miembro. Ignacio es el secretario del club Sabores Cannábicos y con sus amigos crearon su asociación con el objetivo de "producir cannabis de altos estándares de calidad" de forma más económica.
La asociación tiene 30 miembros. Cada uno pagó 9.000 pesos uruguayos (264 euros) de inscripción y una mensualidad de 2.500 (73 euros). Sus socios comparten un espacio exclusivo por membresía donde tienen acceso a un promedio de 40 gramos por mes.
Su negocio sin la ley no existiría y por ello Ignacio resalta que Mujica "tomó la decisión correcta". Para el empresario "ahora hay menos ingresos al narcotráfico y menos gasto en los sistemas de salud ya que se consume cannabis de más calidad". El ex secretario de la Junta Nacional de Drogas, Julio Calzada, estimó en unos 2.000 los consumidores que dejaron el mercado ilegal.
Calzada reconoció que existe un "mercado gris" en el que los habilitados venden su excedente de forma ilegal. Pero aseguró que esto se acabará cuando esté implementada en su totalidad la ley. Además destacó que la marihuana que se consume es de mejor calidad.
Aún resta poner en práctica la tercera vía: que cada ciudadano compré la marihuana en las farmacias. A partir de agosto, según Calzada, quienes quieran consumir se inscribirán en un registro oficial y podrán comprar hasta 10 gramos por semana en las farmacias por un euro el gramo.
El cambio de presidente también fue un cambio en la velocidad para aplicar la iniciativa. Tabaré Vázquez, marcado opositor al tabaco, no tiene el mismo impulso que tenía Mujica ni defiende el proyecto.
Ignacio dice que la administración Vázquez "es claramente más cautelosa". "Se nota que no es su proyecto, pero tiene que hacerse cargo de avance social a su pesar", afirma, aunque reconoce que "con decenas de años con una política represiva el pasaje no se hace de un día para otro".
La producción de la droga estará a cargo de dos empresas: LCCORP y Simbiosis , una asociación uruguayo-argentina. Ambas ya plantan en las afueras de Montevideo y se espera en breve su primera cosecha.
Semanas atrás, el Ireca comenzó a llamar a aquellas farmacias interesadas en vender la marihuana en sus locales. También se inició la licitación para comprar 250 lectores de huellas dactilares.
El Gobierno de Uruguay estima entre 30.000 y 40.000 las personas que consumen marihuana diariamente. El objetivo es llegar a registrar el 80% o 90%. Hoy las 4.500 personas que están autocultivando o inscritas en un club significan, según Calzada, unos 150.000 dólares americanos que pierde el mercado negro por mes. Y el ex jerarca está seguro de que la cifra será mucho mayor cuando se venda en las farmacias. Su teoría es simple: "¿Por qué vas a comprar el en mercado negro si el Estado te ofrece un mejor producto al alcance de una farmacia y a un precio accesible?".