La principal consecuencia del autismo es la incapacidad de comunicarse y de entablar relaciones sociales. Es ideal que un médico especializado diagnostique primero el problema para luego buscarle una solución

¿Qué es el autismo?

El autismo se define como un trastorno neurobiológico del desarrollo o trastorno de espectro autista (TEA). Generalmente, se manifiesta en los primeros tres años de vida y perdurará a lo largo de su ciclo vital. Algunas de las señales del autismo son fácilmente reconocibles.

En sí, la principal consecuencia de este trastorno es la incapacidad de comunicarse y de entablar relaciones sociales. Aunque, depende  de su condición, es posible que el impedimento del desarrollo de una persona sea más leve o más fuerte.

Los tipos de autismo infantil son:

  • Autismo o Síndrome de Kanner: tienen una limitada conexión emocional o empatía con los demás.

  • Síndrome de Asperger: poseen una alta inteligencia, poca coordinación psicomotriz, carencia de empatía y déficit en las relaciones sociales, no comprenden las ironías ni el doble sentido del lenguaje.
  • Síndrome de Heller: similar a la anterior, ya que afecta al lenguaje,  a la función social y a la motricidad. La diferencia es que el individuo presenta un carácter regresivo y repentino.
  • Trastorno generalizado del desarrollo no especificado: síntomas heterogéneos. Déficit de reciprocidad social, problemas severos de comunicación, e intereses y actividades peculiares, restringidas y estereotipadas.

Este trastorno y sus variantes se diagnostican a 1 de cada 68 individuos y a 1 de cada 42 niños varones (es mucho más frecuente en ellos que en las niñas), lo que resulta mucho más común que el cáncer, diabetes o el SIDA.

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