Suena la alarma, abres los ojos y te dispones tras un plácido sueño a estirar los brazos cuando… descubres que ellos aún no han despertado. No los sientes, solo ese hormigueo que los recorre y que tan incómodo resulta. Que se queden los brazos dormidos mientras nos entregamos a los brazos de Morfeo es de lo más habitual, pero ¿por qué ocurre este fenómeno? CuídatePlus ha consultado con dos expertos en el tema para que resuelvan esta duda y en qué casos este signo debería ser un motivo de preocupación.
“Lo más común es que una mala postura cause una compresión de un nervio periférico, lo que provoca una disfunción temporal. Esto puede manifestarse como pérdida de sensibilidad, hormigueo, pinchazos y, en algunas ocasiones, también pérdida de fuerza”, explica Ana Fernández-Arcos, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y el Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN). En algunos casos, continúa la experta, comprime un área más extensa de nervios y afectar a toda la extremidad.
Gerard Mayà, coordinador del grupo de trastornos del movimiento y de la conducta durante el sueño de la Sociedad Española del Sueño (SES), detalla que a este fenómeno se le conoce como parálisis del sábado noche, y se produce en la mismas circunstancias que, por ejemplo, cuando una persona se queda en el baño mucho tiempo sentado o al dormir con la pareja y colocar el brazo debajo de ella. Fernández-Arcos comenta que si es la mano la que se queda dormida, “puede ser un síntoma del síndrome del túnel carpiano, que ocurre debido al estrechamiento del canal por el que pasa uno de los nervios que inervan la mano”.
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