Llevar calzoncillos debajo del bañador es una moda que se ha popularizado entre los más jóvenes. Una dermatóloga advierte qué puede provocar esta costumbre en la piel

Hay prendas que en ciertos espacios no proceden (y que vaya por delante el derecho de cada uno de ponerse lo que quiera). Unas chanclas para ir a la nieve no proceden. ¿Y una bufanda para pasar un día en la piscina? Pues tampoco. Sin recurrir a situaciones tan poco probables, pensemos en un otro sitio: la playa. En la variedad de personas y estilos que se pueden apreciar cuando estas se llenan, hay una moda que desde hace unos años siguen los más jóvenes: llevar calzoncillos debajo del bañador. Y esta prenda, estimado lector, tampoco corresponde. Así lo aseguran los expertos.

“Se trata de un hábito que nació con el surf, pero poco a poco lo han ido adoptando los jóvenes. Al inicio, se originó con la finalidad de evitar rozaduras y mejorar la sujeción frente a los bañadores que carecían de redecilla interior”, explica a CuídatePlus Jenny Dávalos Marín, coordinadora del grupo de Dermatología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y adjunta del servicio de urgencias del hospital General de Segovia.

Sin embargo, continúa la experta, la mayoría desconoce que esta costumbre puede ser peligrosa, pues, al contrario de lo que se piensa, provoca rozaduras, que favorecen procesos infecciosos por hongos y bacterias. Además, agrava cuadros cutáneos ya existentes, como la dermatitis atópica o urticarias. Otro mito al que alude Dávalos es creer que llevar calzoncillos en estas circunstancias ayuda a la sujeción de los testículos y a evitar que el bañador se caiga.

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