Si tienes preocupaciones, duermes mal. Para el bienestar y el rendimiento personal es importante identificar las causas de ansiedad nocturna y garantizarte más paz y relajación en la vida cotidiana

Por alguna razón, es posible que te sientas ansioso por la noche y te resulte difícil conciliar el sueño. No consigues dormir bien y padeces insomnio. Y cuanto más quieres controlarte, paradójicamente menos puedes dormir y el problema se acrecienta. Tu mente por la noche está en un estado de hipervigilancia, por lo tanto, no puede bajar la guardia.

Al día siguiente tienes somnolencia diurna, es decir, cansancio físico-mental: notas que te falta de energía, sufres problemas de concentración o de atención o dolores de cabeza... Y a nivel psicológico empiezas a desarrollar una serie de pensamientos intrusivos, negativos, automáticos, que no puedes controlar, del tipo: ¿cómo voy a pasar esta noche?, ¿qué hago si no duermo? Y todos estos pensamientos te generan ansiedad nocturna y diurna. ¿Por qué te sucede esto? María José Aróstegui, psicóloga y miembro del grupo de trabajo Insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES) explica los factores que influyen:

  • Genética: si tus padres o tus abuelos solían tener un sueño ligero, pues probablemente tú también. “No tiene por qué ser correlacional, pero suele tener algo que ver”.
  • Personalidad: hay ciertos estilos de personalidad que es más probable que desarrollen insomnio que otros tipos. Por ejemplo, personas que son obsesivas, perfeccionistas, autoexigentes, personas que necesitan tenerlo todo bajo control. Tienen más papeleta de llegar a desarrollar un insomnio psicofisiológico.
  • Momento vital: si tienes un problema de ansiedad o una depresión por causas relacionadas con el trabajo, la familia, la pareja, el dinero, la salud. Que estés pasando por un duelo por la pérdida de un familiar o algo muy importante para nosotros o una crisis existencial.

“Para dormir, las personas necesitamos desactivarnos, aburrirnos, tranquilizarnos y no podemos controlar el sueño. Con la ansiedad nocturna segregamos cortisol, la hormona del estrés, la tenemos en niveles disparados y esto hace que todo lo veamos desde una perspectiva negativa y, como consecuencia, lo vemos todo como más amenazante”, señala la psicóloga.

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