El verano y el aumento de horas que pasamos al aire libre dibujan el escenario perfecto para que todo tipo de insectos den rienda suelta a su afición favorita: ¡picarnos! Como nos explica Julia María Ruiz Redondo, coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Pública 2.0 de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), "los insectos incrementan su actividad en esta época del año, y lo hacen porque se acelera su metabolismo".
¿Cuál es la razón por la que sucede esto? "Porque la mayoría de los insectos dependen de la temperatura ambiental. Muchos de ellos desarrollan sus ciclos de vida en estos meses, y además en esta época hay una mayor disponibilidad de alimentos que le permite alimentarse y reproducirse más activamente".
Por esta razón, debemos permanecer especialmente alerta, puesto que estas picaduras se consideran los vectores más comunes de agentes infecciosos causantes de enfermedades como la fiebre amarilla, el dengue o la fiebre del Nilo.
Así pues, una de las herramientas para reducir el riesgo por contagio pasa por disminuir el contacto con esos vectores, utilizando productos biocidas repelentes de uso humano. La experta de SEMG nos explica cuáles son esos productos aconsejados y cómo utilizarlos, al tiempo que desmiente algunos mitos sobre estos productos tan consumidos en verano.
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