Al pasar muchas horas sentados, favorecemos la aparición de problemas circulatorios como la trombosis del viajero o trombosis venosa profunda.

Es durante las vacaciones cuando más aumentan los deslazamientos, para mucha gente en España, tener unos días libres es sinónimo de hacer las maletas y descubrir lugares nuevos, cuanto más lejanos mejor. Si bien esta es una experiencia positiva y enriquecedora, no conviene perder de vista los riesgos asociados con los viajes largos, como la trombosis del viajero, el riesgo de padecerla puede llegar a triplicarse en los viajes largos, tal y como informa la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH).

Esto no quiere decir que todo aquel que pase más de cuatro horas sentado viajando vaya a padecer esta enfermedad, pero sí que es un factor de riesgo para todos aquellos que ya estén predispuestos a padecerla. Por eso no está mal saber a qué nos enfrentamos, cuáles son los síntomas y cómo podemos reconocerla. También algunos consejos para reducir el riesgo de desarrollarla.

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