Las altas temperaturas traen un aumento de la sudoración, que puede volverse excesiva y afectar desproporcionadamente a áreas tan sensibles como los genitales.

Uno de los procesos corporales normales que más está sujeto a tabúes en culturas occidentales como la española es la sudoración, tan ubicua en las etapas estivales de altas temperaturas. Especialmente, esta característica del funcionamiento normal de nuestro organismo puede ser motivo de preocupación o vergüenza cuando es excesiva o afecta desproporcionadamente a ciertas zonas de nuestra anatomía; en estos casos, podría incluso tratarse de un problema de salud.

Qué es la hiperhidrosis genital

La transpiración, hidrosis o sudoración es la secreción de un fluido corporal (el sudor) por parte de unas glándulas específicas presentes en la piel de los mamíferos (incluyendo los humanos). En nuestra especie, no sólo es algo normal sino también necesario; principalmente, su función es ayudar a la termorregulación del organismo (el mantenimiento de una temperatura corporal adecuada) gracias al enfriamiento evaporativo que se produce por el contenido en agua del sudor. Por ello, la producción de sudor aumenta en épocas de altas temperaturas, al hacer ejercicio físico o cuando tenemos fiebre.

Cuando es excesiva, ya sea de manera generalizada o en determinadas áreas del cuerpo, nos encontramos ante un problema de salud que se conoce como hiperhidrosis, tal y como explica la prestigiosa Clínica Mayo (Estados Unidos). Puede provocar ansiedad social o vergüenza, pero afortunadamente a menudo responde bien al tratamiento. Algunos tipos comunes son la palmar (afecta a las palmas de las manos), la axilar (a las axilas), la facial (en la cara) o la genital (que se da en la zona íntima).

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