El suicidio es una problemática social que empieza a ganar visibilidad. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en materia de prevención

Se dice que cada fracaso es una oportunidad. 3.952 personas se quitaron la vida en 2023. La cifra es escalofriante, pero se queda corta si aquellos que trataron entonces de suicidarse hubieran logrado su propósito. Y es que se estima que por cada 20 intentos hay un suicidio consumado. 20 fracasos, 20 oportunidades para prevenir y para llegar a tiempo.

“La conducta suicida representa un grave problema social y de salud en todo el mundo, pero, por diferentes razones, no ha comenzado a recibir la atención necesaria hasta fechas relativamente recientes”, destaca Josep Maria Suelves, jefe del Servicio de Prevención y Control del Tabaquismo y de las Lesiones en la Agencia de Salud Pública de Cataluña, a la plataforma informativa SMC. El experto asegura que, al igual que otros problemas de salud, el suicidio es el resultado de un conjunto de determinantes y no de una única causa.

Es cierto que la visibilidad de esta problemática ha crecido en los últimos años y, con ella, empiezan a bajar tímidamente los datos. El número de suicidios descendió por primera vez el año pasado desde 2008, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE). “Son cifras positivas, pero hay que analizarlas con prudencia, porque lo importante es estudiar la evolución de los próximos años y ver si estamos ante un cambio de tendencia o ante una estabilización en torno a los 4.000 suicidios anuales en nuestro país”, interpreta Enrique Aubá, especialista en psiquiatría de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

Según Javier García Campayo, médico psiquiatra en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, a pesar de los esfuerzos preventivos, no se ha conseguido una reducción significativa del número de suicidios. Acerca de esta falta de prevención, señala que se puede atribuir a diferentes razones, pero destaca tres. Por un lado, no se ha conseguido desarrollar algoritmos que predigan qué riesgo tiene una persona para querer suicidarse con suficiente precisión. Por otro, la mayoría de los factores de riesgo que se conocen están relacionados con el suicidio a largo plazo y para poder actuar con éxito es necesario conocer predictores de riesgo en un plazo de días o semanas como máximo. Además, lamenta que es difícil manejar criterios operativos para definir la conducta suicida.

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