Es habitual que las personas se pregunten si es malo comer chicle o, por el contrario, se trata de una práctica beneficiosa. La confusión surge porque —aunque a menudo se percibe como una forma inofensiva de refrescar el aliento y estimular la producción de saliva— sus componentes y el consumo frecuente podrían causar ciertos problemas que vale la pena conocer.
Las gomas de mascar existen desde la antigüedad y la práctica de masticarlas, sin tragarlas, ha perdurado a lo largo de los siglos. El chicle moderno, compuesto por una base de caucho sintético, edulcorantes y saborizantes, se considera seguro para el consumo humano.
Sin embargo, algunos de sus ingredientes pueden tener efectos inesperados y masticar, de manera constante, puede ocasionar molestias o problemas en la salud bucodental. Descubre todo lo que debes saber sobre este producto antes de mascar tu próximo chicle.
Efectos del chicle sobre la mandíbula
Para entender cómo masticar chicle afecta la salud bucal, es importante conocer el funcionamiento de las articulaciones temporomandibulares (ATM), que están ubicadas justo delante de cada oreja y que están conformadas por huesos, un disco y una red de músculos y ligamentos, que conectan el maxilar inferior con la base del cráneo y permiten abrir, cerrar y mover la boca.
De manera habitual, estas estructuras trabajan para masticar la comida, un proceso esencial para la digestión. Sin embargo, al mascar chicle, se realiza un movimiento repetitivo innecesario, que no está relacionado con ninguna función oral, por eso se considera una «parafunción».
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