Su brillante color morado, su forma y su sabor peculiar hacen que la remolacha ostente un “punto de distinción” respecto al resto de los vegetales. Pero no todo es “fachada”: se trata de un alimento con muchas propiedades para la salud, debido principalmente a su contenido en antioxidantes y otros nutrientes.
Teresa Partearroyo, profesora de Nutrición y Bromatología en la Universidad CEU San Pablo, describe a CuídatePlus cuáles son sus principales características nutricionales: “La remolacha es una rica fuente de nutrientes, como vitaminas, minerales, fibra y proteínas, y también de betalaínas y otros componentes con actividad antioxidante, como las cumarinas, los carotenoides, los sesquiterpenoides, los triterpenos y los flavonoides”.
Acción antiinfecciosa y antiinflamatoria
En base al tipo de compuestos que contiene, varios estudios han demostrado el nexo entre la ingesta habitual de remolacha y determinados efectos saludables: antiinflamatorio (las betalaínas, además de ser las responsables de su color, actúan frente a la inflamación); refuerzo del sistema inmune (por su contenido en vitaminas A y C y en zinc); sobre la salud intestinal (debido a su aporte de fibra)…
Pero tal vez sea a nivel cardiovascular donde la acción beneficiosa de este alimento es más relevante, ya que su ingesta habitual ha mostrado tener importantes beneficios sobre la circulación sanguínea, lo que a su vez se asocia tanto a la prevención de problemas cardiovasculares como al control de los factores de riesgo implicados.
Concretamente, destaca su papel en la regulación de la presión arterial. Así, una de las últimas investigaciones realizadas al respecto reflejó que el consumo de dos remolachas al día disminuía considerablemente la presión arterial de los participantes, reduciendo en un 10% el riesgo de infarto y de ictus.
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