Haya actividad física o no, hidratarse es fundamental. Eso sí, la necesidad de beber más o menos variará según la persona y el ejercicio que vaya a realizar

Que la hidratación es clave cuando de hablar de salud se trata es algo que todos tienen claro. ¿Quién no ha escuchado alguna vez lo de los ocho vasos de agua al día? Sin embargo, lo cierto es que las necesidades de hidratación variarán según la persona y la dieta que sigan, las condiciones ambientales con las que convivan o el nivel de ejercicio diario que realicen. Sobre este último punto, nunca está de más recordar que ante cualquier tipo de actividad física, desde un simple paseo hasta un exigente partido de fútbol, hidratarse es esencial.

Una deshidratación de tan solo un 1% del peso corporal (750 ml en una persona media de 75 kilos) supone una alteración en la regulación de la temperatura corporal y, por ello, una disminución en el rendimiento físico, según informa el Manual de Hidratación del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. De acuerdo con el documento, a partir de pérdidas mayores del 2%, al menor rendimiento físico se le añade una alteración de la capacidad intelectual o problemas digestivos. Las consecuencias pasan a ser graves a partir del 5%.

“Las pérdidas a la hora de realizar actividad física dependen de cada persona. Es por eso que se puede hacer un cálculo aproximado de la tasa de sudoración de cada uno, pesándonos antes y después de la realización de ejercicio (siempre teniendo en cuenta la cantidad de líquidos que hayan sido ingeridos en este intervalo de tiempo”, se explica en la guía.

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