El uso constante del teléfono móvil lleva en muchas ocasiones a atender de manera instantánea todas las notificaciones que se reciben. Este hábito podría ser un rasgo del conocido síndrome Fomo

Estás a punto de meterle cucharada a tu plato favorito. A punto de llegar a la escena de esa película que te ha mantenido con la boca abierta desde el principio. A punto de contar la anécdota divertida del día a un amigo. Sin embargo, esos “a punto” se sustituyen por paréntesis. En cada una de las situaciones descritas, un mensaje ilumina la pantalla del móvil, hacia donde no puedes evitar dirigir la mirada. El mundo real se sustituye entonces por el virtual, en el que te sumerges, dejando que la comida se enfríe, que la película no tenga su final y que la historia por contar quede a la mitad.

“Hay gente que nada más recibir una notificación necesita verla y responder inmediatamente. Es un hábito nocivo porque nos hace perder muchísimo tiempo y sustentado en la ansiedad de perderse algo”, subraya Guillermo Fouce, psicólogo, profesor en la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación Psicología sin Fronteras.

La ansiedad a la que hace referencia el experto tiene nombre: Fomo (Fear of Missing Out, por sus siglas en inglés), algo que sufren especialmente los más jóvenes. Según el último informe de Redes Sociales 2024 de IAB Spain, los españoles dedican de media una hora y ocho minutos diarios a las redes sociales, siendo los usuarios de 18 a 24 años los que más tiempo están conectados. El documento revela que los motivos principales para usar estas plataformas son entretenerse (82%), interactuar (67%) e informarse (56%).

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