Los españoles tenemos la costumbre de coger el marisco y aprovechar casi todo. Y más ahora que llegan las navidades. Es el caso de los langostinos, de los que no solo aprovechamos la cola, sino también solemos chupar las cabezas. En dicha zona de este animal se encuentran las purinas, que el cuerpo las descompone formando ácido úrico.
Los langostinos, al igual que otros muchos mariscos, son ricos en este compuesto, que debe comerse con cuidado para no afectar a los riñones, como afirman los urólogos. Porque los altos niveles de ácido úrico en la sangre se asocian con la formación de cálculos renales, que producen los dolorosos cólicos nefríticos en las vías urinarias por obstrucción aguda debido a una de las piedras que se producen al cristalizar el ácido úrico.
Además, este compuesto también aumenta el riesgo de padecer gota, una enfermedad muy dolorosa y repentina, que presenta una fuerte hinchazón cuando el ácido úrico se cristaliza en algunas articulaciones a través del torrente sanguíneo.
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