Primera parte: el tiroides. Con su forma de mariposa, da alas al cuerpo. Localizada en la parte anterior del cuello, esta glándula se encarga de producir las hormonas tiroideas que intervienen en el metabolismo de múltiples de las funciones del organismo. En concreto, las hormonas se hacen llamar T3, T4 y calcitonina. Para que estas cumplan con su cometido, necesitan yodo, algo que debe ser aportado desde el exterior. Una dieta variada y rica en frutas y verduras suele incluir la cantidad de esta sustancia que el tiroides necesita.
Segunda parte: cáncer de tiroides. Los tumores más frecuentes que surgen de la glándula tiroidea se derivan de la proliferación anómala de dos tipos de células. Anabel Ballesteros y Enrique Grande, portavoces de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), explican cuáles son:
Recapitulando: bajo el paraguas del cáncer de tiroides, se distinguen cuatro tipos. De mayor a menor frecuencia son: el cáncer de tiroides papilar, el folicular, el medular y el anaplásico. “El carcinoma papilar, el más frecuente, tiene un pronóstico en general excelente y la supervivencia es del 98-99%”, destaca Juan Carlos Galofré, especialista del Área de Cáncer de Tiroides y Tumores Endocrinos del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra (CUN). En el otro lado del espectro se ubica el neoplásico, muy poco común. A menudo se propaga rápidamente en el cuello y otras partes del cuerpo y es muy complicado de tratar.