Seguro que has oído hablar estos días de bronquiolitis y quieres saber lo que es, cómo se contagia, cómo se puede prevenir, etc. Así que vamos por pasos:
La bronquiolitis es el primer episodio de dificultad respiratoria bronquial en un niño menor de 2 años. Además, afecta en especial a la vía respiratoria inferior, está causado principalmente por el virus respiratorio sincitial y puede aparecer en cualquier época del año, aunque lo más probable es que sea entre noviembre y abril, con un pico en enero-febrero.
Cabe señalar que buena parte de los casos son leves, aunque a los lactantes menores de 3 meses hay que vigilarlos con especial atención porque son los que más riesgo de hospitalización presentan.
Los principales síntomas de la bronquiolitis son las sibilancias acompañadas de mucosidad -secreción nasal como obstrucción de las vías aéreas- lo que puede en su conjunto producir dificultad para respirar, fiebre y tos durante los primeros días tras la incubación. En los siguientes días, la respiración resulta más costosa, lo que puede llevar a producir aleteo nasal, respiración entrecortada y rápida, así como irritabilidad o somnolencia excesiva.
Hay que tener especial precaución si se fatiga con las tomas (casi no come), el pañal está más seco que de normal (posible deshidratación), presenta vómitos o una piel que se vuelve morada, en especial en labios y yemas de los dedos.
Los contagios de bronquiolitis se producen entre personas, sobre todo cuando la saliva o los mocos entran en contacto con boca, ojo o nariz. Un caso muy común es a través de las gotículas que dejamos en el aire cuando tosemos y otra persona próxima a la infectada respira esas gotículas suspendidas. Todo ello influye, al igual que la presencia de un niño mayor con una infección respiratoria superior.
Lo más importante para prevenir la bronquiolitis es una buena higiene, tanto del bebé como de sus familiares. Para ello se recomienda un lavado frecuente de manos, el consumo de leche materna, evitar el contacto con personas resfriadas y la exposición del humo del tabaco o los lugares cerrados con alta concentración de personas.
En el caso de que sea un bebé prematuro (nacido entre las 32 y 35 semanas de gestación) evita llevarle a la guardería, sobre todo mientras tenga menos de tres meses. Y en el caso de que presente alguno de los síntomas mencionados contacta con el médico lo antes posible.
El principal consejo para las familias es estar pendientes de los bebés y realizarles lavados nasales para evitar la obstrucción de la vía respiratoria superior porque cuanto más pequeños son más dificultades pueden presentar a la hora de respirar. Por eso cuando descanse en la cuna asegúrate de que se encuentra en una posición ligeramente incorporada.
Por otro lado, realiza comidas más frecuentes y menos abundantes para el bebé y asegúrate de que beba líquidos con frecuencia. Además, tómale la temperatura varias veces al día y trata de que la ambiental no sea superior a 20º C.
De igual manera, las tomas es mejor dárselas de forma fraccionada. Es decir, darle menor cantidad, aunque tengas que darle alguna toma más a lo largo del día. Y es recomendable abrigarle, pero no en exceso.
Por otro lado, llévalo a urgencias en el caso de que esté más adormilado que de normal, esté decaído, le cueste realizar la toma, se fatigue con ella, le den ataques de tos o se canse. Otras razones serían por fiebre, por presentar un cambio de coloración (palidez) o al comprobar que se le mueven las costillas al respirar.